«Fue bastante jodido sinceramente, era un partido que no me esperaba nunca, pero por suerte fui bien acompañado y salió todo muy bien. Fue de lo más dificil que me pasó, pero tuve tal acompañamiento de tanta gente que en ningún momento me sentí solo. Tuve un miedo bárbaro, tanto yo como mi familia. Por suerte fue todo a tiempo y dimos con médicos que se preocuparon muchísimo y nos dieron una mano enorme».
Esteban Belloni es el capitán del equipo superior de básquet, que hace pocos días atrás, se quedó con el Final Four organizado por la Federacion Metropolitana, alzándose con el título y de esa manera, consagrándose campeón por primera vez en su historia.
Sus palabras remiten a un imprevisto inconveniente de salud, que sin dudas alteró su vida diaria. Pero sobre encima de eso, las preocupaciones en su familia y en si mismo, como bien lo describe admitiendo que tuvo miedo por un duro incierto en su salud.
«Me enteré yendo a jugar a San Justo un partido de la temporada regular, fue la tortura más grande que pasé, corría y pensaba en la noticia, creo que tiré tres tiros que no le pegué al aro seguidos (risas). La gente del club fue increíble, todo el cariño tanto durante la operación como cuando estaba por volver. Lo mismo para mis compañeros; debe haber sido difícil haber jugado con un cono a veces (risas), pero jamás me dijeron algo, sino que me acompañaron y cuando estuve mal me hablaban, me tranquilizaban. Sin el club y la gente del club hubiera sido mil veces más difícil. Pero bueno, por eso es el mejor club», expresa distendido, entre risas, por un final de 2022 muy distinto a aquellos meses de incertidumbre.
Referido a la última imagen de competencia, en el agónico triunfo frente a Colegiales, describe sus sensaciones.
«En principio un gran alivio y una gran alegría. Se sufrió muchísimo el partido, más aún porque en el primer tiempo fuimos bastante superiores y logramos una ventaja importante. Fue un alivio haber conseguido lo que verdaderamente nos merecíamos esta temporada, y del proceso que venimos siguiendo desde hace varios años. Era el escenario perfecto, la final de todo, en nuestra cancha con nuestra gente, jugando bien… Por suerte se pudo dar», comenta.
Ante la pregunta de por qué se vio un equipo tan diferente entre el primer tiempo (donde se fue arriba por 14), y el del segundo, cuando pudo rescatar un empate e ir a tiempo suplementario, responde:
«Principalmente fue virtud de Colegiales, porque empezaron a presionar y arriesgar más y jugaron mucho mejor que nosotros esa segunda mitad. Era una final e iba a ser pareja, es un gran equipo y un gran club, era irreal que fuera mucha la diferencia. También nosotros nos empezó a pasar factura todos los partidos del año y no tuvimos buena efectividad. Creo que para el año próximo es una cuenta pendiente no tener esos bajones en el tercer cuarto».
La historia tuvo final feliz, pero el inicio de los playoffs arrancó torcido, con derrota en casa frente al octavo, siendo Porteño quien culminó primero por una gran tarea en fase regular.
«Si, el torneo en si es difícil de seguir. Es muy largo y con tantos torneos encima y en simultáneo es difícil saber con que jugadores o cuáles equipos te vas a encontrar. Sabíamos que a fin de año, todos iban a volcarse al torneo de Capital y que el nivel iba a subir mucho más de lo exigente, sobre todo cuando los clubes terminaran con el Prefederal. Fueron todas series muy parejas las que afrontamos, por suerte tuvimos un equipo larguísimo todo el año, e ir avanzando todas las etapas», indica.
Tal vez para el gran público metropolitano, ciertos nombres no digan mucho. Pero en ese contexto de jóvenes entre 24 y 26 años (Ignacio Siniuk, Facundo Spagnuolo y el propio Bocha), llevan encima casi una década en Primera, y sobre todo, el oficio de haber estado o estar en aquellos Prefederales buscando acceder al ámbito nacional, y una vez allí, decenas de definiciones mano a mano, que le dan un oficio y plus al instante de enfrentar a rivales muy jerarquizados, pero con falta de esa experiencia.
«Si, confiamos en lo que tenemos. Confiamos en el proceso de todos estos años y estamos tranquilos también con eso. Sabemos que podemos ganar la mayoría de las series, como también perder partidos. Sabemos en encontrarnos con los momentos que cada jugador tiene en el año y en los partidos, para aprovecharlos y llevarlos adelante. Pudimos cerrar mejor muchos momentos que tal vez hace algunos años no lo hacíamos por ser más chicos. Creo igual que todavía somos chicos en muchas cosas y seguimos creciendo, pero poder jugar estás instancias casi todos los años, nos da experiencia, y después al momento que llegan de nuevo, nos sentimos más cómodos», precisa.
Y agrega respecto a esto:
«Tener un equipo tan largo nos da la tranquilidad que en algún momento alguien lo va a resolver. A veces teníamos baches y eso debemos mejorar. La experiencia también la tenemos y nos ayuda también; cuando perdíamos algún partido, nos encontramos con tranquilidad, sabiendo que las series son largas y lo podíamos dar vuelta. Confiábamos en que sería muy raro perder dos partidos seguidos con el equipo completo», afirma este estudiante de Medicina en la Universidad de La Matanza.
«Me faltan cuatro materias. Tengo que hacer algunas de nuevo así que resta un tiempo para recibirme. Con lo de la operación de este año, tuve que diagramar de nuevo».
El llevar varios años en los equipos superiores, indica que se crece en edad, y el rol ocupado antes, lo representan los pibes aún canteranos. Thiago Flossi, Manuel Damommio, Guido Burrone, Julián Pagano, Agustín Hayden son las caras visibles de otros jóvenes que aspiran a ocupar uno de esos lugares en un futuro cercano.
«Los más grandes buscamos liderar en todo momento, y que los más chicos, quienes recién arrancan, o quienes ya tienen algunas temporadas, se sientan cómodos y acompañados. Sabemos que es difícil la transición de ser de inferiores a formar parte de la primera división, es tal vez el salto más difícil de todos. Entonces tratamos de acompañarlos, aconsejarlos y que se sientan parte. Fueron muy importantes los más chicos este año, más que nada aún a principio de año, cuando nos vimos obligados a no ir con todo el equipo completo y afrontar las diversas clasificaciones para ir subiendo y llegar a fin de año al nivel más alto. Todos han tenido su momento y sus partidos importantes con lo cual fueron demasiado importantes. Son quienes van a tomar nuestro lugar en unos años y quienes van a representar al club por mucho tiempo; queremos que les vaya excelente porque el club estará bien representado. Son todos muy buenos chicos y no hace falta hacer mucho, son talentosos, son muy importantes», asegura.
En esa base piramidal, se recuestan los formativos ya maduros, y luego un combo de «extranjeros», que por diversas circunstancias, son plenamente parte de la institución: Juani Dameli, Nico Rodriguez, Jorge Quercetti y Flavio Perez Ondarts.
«Los dos (Jorge y Flavio) se sintieron cómodos desde el principio y encontraron su lugar. Jorge ya es un pibe más del club desde hace mucho y Flavio ojalá se quede muchísimos años más también. Son, en primer lugar, dos personas espectaculares. Son mejores personas a jugadores, con eso ya te digo todo. Tenemos mucha suerte de contar con ambos y saber que ponen siempre al equipo por sobre cualquier logro personal. Es la de quienes jugamos en el club, y ellos no solo la adoptaron, sino la comparten. Entonces cuando tenés tantos jugadores que piensan primero en el logro colectivo a tener estadísticas personales, se hace todo mucho más fácil. Creo que sería raro no ganar campeonatos si están ellos dos en el equipo», expresa.
Dentro de quienes manejan la actividad en Porteño, prevalencia la idea que manteniendo la estructura, sin desmantelar planteles en cada temporada, y capeando la migración masiva de jóvenes a clubes que seducen con su participación en Liga de Desarrollo dentro de la Liga Nacional, en algún momento podía darse la coronación que se dio.
«Sabíamos que en algún momento se iba a dar, que iba a caer el título. Por lo pronto ahora es descansar bien, porque el año fue larguísimo. El proyecto es firme y esté quién esté, la exigencia es mantenerse entre los mejores; el club se acostumbró a estar siempre en lo más alto, y se pone de objetivo año a año. Después si vienen campeonatos mucho mejor, pero sabemos que es muy difícil conseguirlo. Ojalá el club lo pueda repetir sea el próximo año o cuando sea, porque hay trabajos, estudios y demás que atraviesan al plantel. La idea siempre es la misma, de pelear arriba, ser siempre protagonistas», comenta.
Retomando las líneas iniciales de la nota, se le dice que tras esos momentos críticos, culmina un 2022 a plena sonrisa, como lo muestra la foto con la Copa en mano, y la red sobre su cuello, un ritual del básquet que la consagración mundialista del fútbol en Qatar, comenzó a adoptar.
» Digamos que con Argentina siendo campeón y cumpliendo mi sueño que tuve desde mini, el año no fue tan malo jajajjau. Fue una gran alegría para todos y para mis viejos también, quienes más me bancaron y se bancaron todo ese momento duro.E stoy contento de haber podido sumar lo que pude a fin de año, tenía miedo de no llegar. Por suerte se dió y encima salimos campeones. Si existe cierto universo creo que va a ir compensando de a poco. Pero estoy muy contento de disfrutar de estar lo más a la par posible de mis amigos y encima jugando al básquet en el club».
Esteban Belloni, capitán de la Primera Metropolitana de Básquet, que inscribió su nombre en la mesa de los campeones de la Federación, por primera vez en su historia.