«Lo que por lo menos a mi me moviliza, es compartir con este grupazo todo lo que tiene que ver con Porteño. Estoy por llegar a los 40 años y todo lo de Porteño me refresca la mente. Cada uno que se suma a La Poderosa termina siendo parte del grupo y se queda para siempre. Muchos están volviendo sin tener la posibilidad de jugar eso te marca que algo bien como grupo estamos haciendo. Además fíjate lo amplio de todo es que estoy con chicos quince años menor que yo, y la comodidad es única de ambas partes. A veces me siento que soy un poco el padre de ellos pero hay algunos que son insalvables jajajaa»

Santiago Di Pardo habla con Prensa Porteño durante un mediodía de la semana, unos días después donde la Primera Bafi D consiguió una goleada, con un triplete suyo.

Y ese dato, por ser el primero suyo con este conjunto autodenomina si La Poderosa, ameritaba la nota. Y justamente ese cotejo fue el disparador inicial de la charla.

«La verdad, el partido del sábado fue raro porque tenemos un plantel grande, pero estamos con muchos lesionados y varios  no podían venir. Generalmente juego poquito y el sábado me tocó bastante en el segundo tiempo, porque expulsaron a Tomas Ruffini; además Fede Godino no estaba al ciento por ciento y otros se tuvieron que ir. El partido se complicó porque por errores nuestros se nos fueron primero 4 a 2 y después  5 a 3. No era difícil pero estaba complicado y pude hacer el 5 a 5 y el 6 a 5 (también hice el 3 a 4). Terminamos defendiendo con el nivel de intensidad que le metemos siempre y pudimos ganar. Por estas cosas nos hicimos del nombre La Poderosa (risas), detalla con precisión este periodista especializado en el rubro automovilismo.

«Trabajo en comunicación en una categoría que se llama TCR South America; hago programa de radio y de televisión, tengo una página de autos que se llama MinutoMotor.com.ar y doy clases de periodismo en la Escuela ETER. Los periodistas tenemos que hacer un poco de todo para poder vivir de lo que nos gusta», explica ante la anuencia y empatía absoluta de quién lo está entrevistando.

Respecto al armado de La Poderosa, y como llegó hasta allí, describe:

«Después de unos años volví al club a juntarme con amigos. En uno de esos asados se sumó Fede Godino, a quien no  conocía, y se enteró de mi historia allí. Me ofreció sumarme a Porteño C (en 2018) en ese momento. Le dije que si, pero que estaba algo viejo, pero me sumaba porque es mi club… mi segunda casa. Ahí empecé a jugar futsal por primera vez y lo hago porque es Porteño. Hoy vivo en Martínez y aun así me dan ganas de irme hasta Ramos para entrenar y jugar por el amor que le tengo al club. La Poderosa nació ese año porque con ganas (y algo de juego) terminamos saliendo campeones y haciendo un Nacional que nos quedó en el recuerdo de todos».

Se le pide que rememore aquel Nacional entonces.

«Fuimos en 2018 a Rosario como uno de los equipos de peor nivel, si tomamos como referencia los campeonatos.
Nos costó en la zona de grupos pero pasamos con lo justo y ahí fuimos bajando a varios hasta que en cuartos de final nos cruzamos con Porteño B. Ese partido fue especial porque compartíamos mucho, pero uno tenía que quedar afuera y finalmente en alargue nos ganaron. Me acuerdo que faltando unos segundos, tuvimos el gol del triunfo pero el arquero la sacó muy bien. Más allá del resultado, ese Nacional marcó a todos porque fuimos a unas cabañas todos juntos y le pusimos el corazón todos. Desde Godino como DT, pasando por Fabio Cano de PF (hoy técnico de La Poderosa), Diego Benatti y Toto Alvarez como ayudantes y todos los que jugamos. Posiblemente sea el evento deportivo que más me marcó en la vida», afirma.

Cómo bien dijo, retornó tras algunos años alejado. ¿Cómo fueron sus inicios en Porteño?

«Yo al club voy desde que nací. Jugué fútbol infantil y pasé veranos enteros. Hoy entro y me saludo con gente que me conoce desde los 3 años. Milito por ejemplo, me entrenó en Baby Fútbol; también tengo amigos y amigas de esas épocas y para los amigos de mi papá soy uno más. Cuando terminé Fútbol infantil, toda esta inmensidad del futsal de Porteño no existía y me terminé yendo para otros lados. Hoy veo todo lo que hubo desde que me fui hasta hoy, y me saco el sombrero», comenta el esposo de Sol desde hace diez años. Fruto de esa relación llegaron Agustín (7) y Catalina (3).

¿Que lo moviliza a esta altura de su vida venirse desde Martínez hasta Ramos Mejía, y entrenar como dijo con pibes hasta quince años menos, y regresar por la medianoche a su hogar?

«Me moviliza que sea el club. Ya me han dicho de otros lugares para jugar y no lo hago ni loco. También es una cuestión mental de no perder las cosas que me hacen feliz, con tanta malaria que hay en este país. El trabajo y el deporte te hace liberar la mente. Físicamente me es un poco más complicado, pero la verdad que disfruto cuando al otro día me duelen los músculos, porque se que pocos pueden a los casi 40 años estar jugando donde estoy. Un poco también tengo que agradecer a todo el grupo, porque me dan el lugar para poder compartir con ellos… aunque este algo viejo (risas).

Para concluir, se le pregunta cuales son sus objetivos personales y colectivos en la Primera Bafi.

«Desde lo personal es aportar algo a los chicos, además de lo que les puedo dar en la cancha. A nivel grupal, la idea es seguir afirmándonos para luchar el próximo campeonato que arranca en unas semanas».

Santiago Di Pardo, o la expresión cabal de que viejo es el viento y aún sigue soplando.