«Por supuesto que el balance es súper positivo. Eso no quiere decir que hayamos encontrado nuestra mejor faceta, sino que con las herramientas disponibles, las utilizamos de la mejor manera. El punto más bajo es que nos convierten muchos goles».
Roni Kremen hace un balance de la Tercera AFA que concluyó en lo más alto de la tabla, tras disputarse la primera ronda.
Llegado al Club como integrante del cuerpo técnico comandado por Juan Masola, se hizo cargo de un plantel que a medida de transcurrida la competencia, fue en alza no solo en rendimiento sino en resultados, enhebrando una cadena de triunfos que le hizo llegar al receso invernal como único puntero.
«En primer lugar el juego con pivot. Somos un equipo que hace protagonista al pivot nuestro, el juego gira en torno a ese jugador. Por eso se destacaron tanto Moya, Pelu y Santi en la primera etapa, convirtiendo muchos goles. Después, desde las individuales encontraron la forma de sacar ventaja a situaciones que para otros no son tan determinantes como un 1vs1, una pared o paralela, una pelota parada o el ataque de arquero jugador», específica cuando se le consulta las razones de esa marcha tan positiva.
En estos meses se vio su impronta de entrenador en el equipo, y por ello la pregunta de lo que encontró cuando arribó, tanto en lo humano como deportivo.
«Me encontré con un grupo con mucho sentido de pertenencia. Es algo que lo veo en todas las categorías, que lo transmiten y contagian. Se conocen hace mucho, se llevan bien y son muy abiertos hacia la gente que viene de afuera. Yo me sentí cómodo desde el primer día y tanto Nico como el Zurdo, dos jugadores incorporados este año también. Desde lo futbolístico, me encontré con jugadores técnicamente buenos, sobre todo con mucha potencia en los remates, y con muchos conceptos tácticos en claro. Al principio tuvimos un par de roces en cuánto a la forma de entrenar, el sistema de juego, las posiciones que quería que ocupe cada uno, pero con el tiempo se fueron acomodando. Siempre les remarqué que cada vez teníamos que ser un poquito mejores y así nos fue durante esta primera parte; arrancamos perdiendo casi todos los amistosos y el primer partido del torneo y después no perdimos más»
Y agrega respecto a ello:
«El primer mensaje que les di fue que le saquen jugo a este año. A veces uno tiene la suerte de estar en un momento importante del club en dónde los dirigentes decidieron apostar a un cuerpo técnico y jugadores de afuera, y estando en el día a día se puede aprender un montón. El Colo y Moya tienen la suerte de estar entrenando con jugadores de mucha experiencia y con un cuerpo técnico de otra categoría, no a todos se les da esa oportunidad y la están aprovechando».
Con una carrera como jugador en Atlanta, el equipo de sus amores, tuvo la propuesta de Masola para sumarse a su cuerpo técnico.
«Con Juan trabajamos juntos desde 2015. Él me dirigió un par de años en inferiores en Atlanta (y me retiró jajaja), y me abrió las puertas a este mundo. Con tanto tiempo de trabajo juntos nos entendemos casi sin hablarnos. El año pasado logramos el objetivo más grande de nuestras carreras, por ahora, que fue haber ascendido con Atlanta a la A. Y así como terminamos nuestro ciclo en Atlanta, me propuso acompañarlo en este proyecto y ni lo dudé. Sabía que si a él lo convencía era bueno, y estoy contento por la decisión que tomamos. Además, este año me hizo conocer a Jere, el PF de primera, que es una gran persona, trabaja bárbaro y entre los tres nos acoplamos muy bien en la parte táctica. También a El Goma, que se encarga de la preparación de los arqueros y Gabi, que es la psicóloga del plantel», describe.
La pregunta se impone sola: ¿Que le dijo a Juan cuando le propuso dejar la A para ir a la D?
«Le dije que estaba loco, que esperemos un poquito más a ver si aparecían otras ofertas de categorías más altas. A fines de diciembre, el primer día que entré al club entendí por qué estaba tan convencido de la decisión. Me encontré con una estructura increíble, con gente muy profesional a cargo de la actividad, con Guido cómo coordinador y con toda la comisión que siempre hacen todo lo posible para que podamos trabajar de la mejor manera. No me arrepiento para nada de la decisión tomada», responde.
Y medio año después de dicha decisión, la posibilidad de emigrar al otro lado del mundo, por razones laborales. El 11 de agosto viaja a Sidney, Australia
«Me costó mucho la decisión; uno cuando arranca el año se compromete implícitamente a estar por lo menos hasta diciembre. Además, venía de afuera y tanto el club como Juan pusieron las manos en el fuego por mi. Me salió una oportunidad de laburo en Australia y no quería dejarla pasar. Por suerte tanto Juan, cómo los dirigentes y los jugadores entendieron mi decisión y la apoyaron Me duele dejar Porteño, porque le agarré mucho cariño, voy casi todos los días al club», admite.
El fútbol lo toma como un Hobbie; Roni es programador, y esta oportunidad laboral en el área de sistemas. En un país con una envidiable calidad de vida, la oportunidad de trabajo se torna irresistible.
«Viajo solo pero tengo un amigo que está allá hace un tiempito», expresa.
Igualmente, no dejará de seguir las alternativas de su Tercera.
«Con las doce horas de diferencia voy a estar viendo los partidos y ojalá se de el objetivo que nos propusimos a principio de año», comenta.
Ante la consulta sobre si Porteño está preparado para competir en divisiones más altas en la AFA, dice:
«Creo que un gran indicador para determinar si un equipo está en la categoría que debe estar, son las inferiores. Cuando las inferiores andan bien en casi todas las categorías es porque podrías estar en una categoría más alta. Así que desde el material humano estoy convencido que sí. Desde lo edilicio, lo único que le falta es tener la cancha de 40×20 para poder entrenar y jugar de local.
Ojalá las dos cosas se den prontamente».
Para el final, una reflexión de lo que se lleva en este paso por el club.
«Me llevo muchas amistades, haber conocido gente muy buena, y por sobre todo, mucho cariño por este club. Hoy hincho por Atlanta y por Porteño».
Roni Kremer. Su paso por Porteño deja la marca de haberle dado forma a una Tercera sólida, consistente y arrolladora.
No es poco.