Es muy difícil sintetizar en pocas palabras los sentimientos y sensaciones que afloran para cada uno de los que nos criamos dentro de Estudiantil Porteño cuando hablamos de el , o simplemente escuchamos su nombre o vemos su escudo.

Mis viejos Gerardo Belforte y Porota fueron socios desde los 11 años de edad; allí se conocieron, se casaron y cuando nacimos mi hermana Lidia y yo, nos hicieron socios el mismo día del nacimiento. Después siguieron yendo sus nietos y ahora sus bisnietos . En el club practiqué todos los deportes posibles, aprendiendo valores que te marcan para toda la vida, responsabilidad,pertenencia , fidelidad, respeto, pero fundamentalmente el sentido mas profundo de compañerismo y amistad mas profundo que conocí.

Las circunstancias de la vida me obligaron a alejarme por un tiempo del club, pero nada mas físicamente, porque el sentimiento seguía intacto. Ahora que regresé, en el reencuentro con todos esos amigos me di cuenta que la charla fluía como si nunca te hubieras dejado de ver, los mismos códigos, los mismos valores y el mismo amor por nuestro querido CAEP.

Nuestras vidas fueron trascurriendo siempre alrededor del club, ahora ya grandes disfrutamos simplemente con poder juntarnos para lo que sea dentro de lo que sentimos como nuestra propia casa.