Con la derrota anoche en Avellaneda contra Independiente, culminó para Estudiantil Porteño la edición 2023 del Torneo Federal de Básquet.
Y fue con la cabeza en alto, porque ante quien finalizó segundo en la zona dentro de la División Metropolitana, peleó hasta el final, remando desde un principio con marcador adverso de dos dígitos, y terminar apenas 78-80, y así la serie se quedó en el sur del conurbano, con un global de 2-0.
Salvo muy contadas excepciones, el básquet es un deporte lógico, mucho más en situaciones de play offs. Y aquí, el oponente se armó con varios refuerzos de jerarquía, y eso le permitió barrer la serie, y determinar la conclusión de Porteño en su novena participación de manera consecutiva e ininterrumpida, desde aquel acceso en el 2015.
Momento entonces de hacer un análisis y balance, no solo de lo que pasó, sino las proyecciones en plan de disputar a partir del segundo semestre del año, la Liga Metro (ex Prefederal) para retornar al tercer escalón del ámbito nacional.
Porque el formato impuesto por la CAB indica que salvo los dos que asciendan a la Liga Argentina (ex TNA), todos los equipos de las diferencias Divisiones del país, deberán ganarse la plaza nuevamente en certámenes provinciales, o metropolitanos, como el caso de FEBAMBA
Hasta el momento, Porteño no tuvo inconvenientes en conseguir la plaza, aunque cabe destacar que hasta el momento se hizo una sola vez, y donde quizás la que se avecina, sea la última.
Mientras tanto, por el hecho de haber sido integrante de la que ahora continúa en etapas decisivas de eliminación directa, ya tiene ganado su espacio en la Copa Metro, que otorgará el derecho a jugar el TFB desde enero de 2024.
Y aquí es donde la subcomisión sin dudas hará un balance sobre el paso del Club. Con varios aspectos positivos, y seguramente otros por corregir. Algo es concreto: ya con nueve años involucrados en este torneo, se tiene la experiencia suficiente para eso.
Desde los puntos a destacar, en primer plano asoma el disponer de una plantilla con mayoría de jugadores surgidos en la cantera propia. Lo que implica no ingresar en desórdenes financieros tras la búsqueda de traer nombres de jerarquía o con trayectoria.
Si bien puede catalogarse esta temporada como de absoluta transición, eso conlleva pagar ciertos costos. Porteño optó por ir a lo seguro respecto a las fichas mayores, con Jorge Quercetti y Flavio Perez Ondarts como «foráneos», junto a los Ignacios (Siniuk y Spagnuolo).
Ese póker de desequilibrantes, algunos refuerzos para acompañar y aprovecharlos en sus condiciones de rol (David Morán, Agustín Elizaga, Franco Palacios).
El resto de la plantilla, integrantes de las formativas, como una marca registrada. Que también se torna imprescindible debido a la limitación reglamentaria de disponer por partido con solo cuatro fichas mayores.
Que encima (situación absolutamente conocida por el entrenador) dos de ellos no podrían estar en ciertos tramos del campeonato por razones de estudios universitarios en sus etapas finales
Ante eso, junto a lesiones que menguaron las plantillas en ciertos cotejos, apelar a los U21 y juveniles fue todo un acierto.
Aquí, quien se roba los flashes es Thiago Flossi, quien como Juvenil de segundo año se convirtió en el conductor fijo desde la primera presentación, con un alza constante que lo llevó a sus últimos partidos a finalizar con doble dígito en puntos.
Con Roly y Nacho completando la media cancha, se presume ese espacio de la cancha por varios años más. Sin contar los buenos valores que irán pidiendo pista desde la Primera que compite en el área metro, en los recambios naturales.
Guido Burrone fue el otro joven (como ficha U21), con muchos minutos en el rectángulo, debido a ser el único pivot nato con el que contó Daniel Piputto. Ese lugar tan importante lo ocupó Quercetti, quien con su experiencia y jerarquía suplió centímetros ante oponentes con más talla y kilos.
Guido hizo un curso acelerado, sin dudas aprendió y tiene mucho techo por escalar. Su altura y porte física es un capital a no desaprovechar.
Tal vez (y a plena opinión del cronista), es alli en esa posición donde la dirigencia pueda enfocarse de cara a los refuerzos para acceder al Federal. Ante todo, saber quienes continuarán y quienes por diversos factores, no.
A partir de alli, administrar el capital de dinero (que por política de la subcomisión y de forma correcta), es austero. El proyecto de focalizarse en las formativas indica sostenerlas como prioridad absoluta.
Con esa visión, se puede ya intuir una base de siete u ocho fichas con continuidad, alguna más arribada desde las formativas (quienes vienen con una muy buena temporada) y finalmente los refuerzos. Que quizás ya están, pero por experiencias anteriores, en ninguna edición de las nueve, se repitió el roster.
«El diablo sabe por diablo, pero más sabe por viejo», dice un refrán usado por nuestros abuelos. Aquí Porteño lo usufructo al máximo, encarando un certamen donde conoce a la perfección su horizonte a llegar. Y con la certeza de tener que pelear por una plaza nuevamente, y disponiendo de un plantel que no pasaría papelones, cumplió acorde a las expectativas.
Posiblemente antes del inicio se esperaba otra posición final en la tabla, pero aparecieron otros rivales con inversión fuerte y la realidad dijo presente, donde de los diez integrantes del grupo, seis se reforzaron fuerte.
En otras ocasiones, Porteño se quedó también en esta instancia de play offs, con refuerzos más onerosos. Por eso, en un contexto de economía muy complicado en el país, el club decidió no desenfocarse de la visión en cuanto al proyecto de estar instalado en un escalón nacional siendo una institución de barrio y neto corte formativo.
Terminó la temporada Federal. Ahora a descansar y diseñar lo que viene. Reforzando lo positivo y evaluar lo que se puede mejorar.