«Apuntamos a eso, dándole prioridad más allá de la victoria o la derrota (obvio que siempre queremos ganar y para eso entrenamos). No perder la unión de grupo, el compañerismo adentro y afuera de la cancha. Si una compañera se equivoca apoyarla, animarla, tirar todas para el mismo lado, preocuparse por el otro, si está si no está, que dentro de la cancha se alienten, se feliciten, se diviertan»

Luciana Melo llegó al club hace unos años, a través de su amiga Carla Curtosi.

Ambas, junto a Natalia Piñeiro, integran el cuerpo técnico de las inferiores del futsal femenino. Y Luchi dirige de Tercera a Quinta.

Desde este 2023, la Subcomisión reestructuró el femenino con sus entrenadores, y a partir de allí, el concepto de Melo al instante de priorizar conceptos y objetivos, al mando de las pequeñas.

«Tratamos de que sea un grupo por sobre todas las cosas; después las individualidades las aprenderán a medida que van creciendo y sigan entrenando. Nuestro rol como profes, es darles herramientas para que ellas puedan crecer en este deporte y humanamente», agrega en la noche del lunes, recién retornada de la Universidad de La Matanza, donde cursa el último año en el Profesorado de Educación Física.

«Estoy en las últimas materias para recibirme como profe de educación física. Valen Lacquaniti me propuso como profe de inferiores y luego Fede Godino, el coordinador, me dio la oportunidad de poder acompañar a las peques este año en este ámbito. Mas allá de los logros deportivos, trato de hacer hincapié en el crecimiento de cada una tanto en lo personal siempre poniendo como prioridad los valores de cada una y las experiencias y momentos en grupo», detalla de cómo se dio su llegada a la dirección técnica.

Actual jugadora de la Primera, su posición en la cancha es Cierre.

«Jugué siempre de chiquita, con amigos de la cuadra, y después a los 18 empecé a jugar en la UNLaM, de ala», describe.

Y luego tira una perla imposible de no mencionar.

«Mi posición actual fue un descubrimiento de «la leona del femenino» Guido López jajajajaja. Lo apodamos un día para molestarlo y le quedó jajajaja. Le gusta igual que lo llamemos así, se siente identificado».

.Sobre su llegada a Porteño, comenta:

«Se dio por Carlita. Ella ya jugaba allí ,y yo quería retomar en el deporte. Y me insistió insistió y un día fui y hasta hoy sigo. Hace dos o tres años aproximadamente,, post pandemia»

Respecto al trabajo mancomunado con las demás integrantes del cuerpo técnico, explica:

«Hay varias chicas de Sexta que juegan en Quinta. Tratamos de darles la oportunidad de experimentar con las más grandes, y entrenar nenas de Carli de Sexta en el horario conmigo».

«Trabajamos por separado en cuanto a grupos, pero en la jornada compartimos las tres juntas la tira de inferiores. Las chicas crecen y aprenden muy rápido, y eso es un desafío para nosotras de tener que siempre proponerles cosas nuevas. Estoy súper contenta de sus avances. Tienen un juego consolidado con una actitud que es hermoso verlas jugar» añade.

El futsal femenino de Porteño es una permanente cantera que nutre equipos de AFA de once. Incluso algunas llegaron a preselecciones nacionales. ¿Qué se les enseña a las jovencitas de Porteño para ser tan talentosas?

«Tratamos de enseñarles la responsabilidad de entrenar, de ir a jugar, de llegar a horario. Les damos herramientas para que en lo individual cada una pueda destacarse en lo que le sea más cómodo. Así también, tratamos de que todas vivencien la mayoría de posiciones posibles para que si en algún momento deciden probarse en otro lado, sepan en que posiciones jugar, como moverse, como aportar al equipo desde varios lugares y no solo desde una posición. Así, ellas van a poder destacarse y no estancarse en un solo lugar dentro de la cancha», responde Luciana, quien vive en Ramos Mejía junto a su pareja Ariana, también jugadora del Club.

Momento de preguntarle si justamente ello ayuda a que tras las largas jornadas de trabajo y estudio, se mantengan las energías y ganas de ir a dirigir y luego a entrenar.

«Y es justamente eso, complementarnos. Somos una pareja que tratamos de apoyarnos siempre. Cuando llega ese cansancio, ahí es cuando nos motivamos para seguir esforzándonos. Es un placer y disfruto mucho compartir esto con ella», afirma.

Para el final, una reflexión sobre con qué se sentirá satisfecha como DT, el día que cumpla su ciclo en CAEP.

«El objetivo siempre es y será que crezcan humanamente. Eso es lo que las va a enriquecer en lo deportivo y a darle herramientas individuales que las hagan sobresaltar del resto. Tengo un grupo hermoso, que hay mucho para explotar, para que hagan, vivencien, y aprendan. Es un orgullo para mí acompañarlas y verlas crecer día a día ! Agradezco siempre estar con ellas hoy».