Culmina un nuevo año lectivo, y con ello, también se acerca el parate veraniego en Iniciación Deportiva, actividad piramidal en todas las realizadas en el club.

Nuestro grupo de profesores encargados de la misma, son profesionales especializados en la enseñanza y trato hacia los más pequeños, quienes aún no se sienten atraídos por algún deporte en particular, y desde allí, experimentan todas las actividades desarrolladas en la entidad, y deciden cuál seguir. O no, pero se llevan el inestimable tiempo de trabajar en grupos, y aprender valores colectivos.

Junto a ello, la posibilidad de ciertas fechas específicas, para realizar eventos y divertirse tanto con sus padres y familiares, como con sus compañeritos de la Escuelita. Se disfrazan, maquillan, bailan, disfrutan.

«El grupo en el cual trabajo son niños de 4 a 6 años, y lo coordino con el profe Nicolás Scalise; en tanto el más grande, de 7 a 12 años, lo tiene la profesora Florencia Roca. Generalmente trabajamos de manera separada, pero cuando aparece alguna fecha en especial, la armamos juntos, y así compartimos el espacio», expresa Valeria Mengibar, una de las responsables en la tarea de inculcarle a los niños, diferentes valores y aprendizaje de los deportes.

«A los nenes les encanta disfrazarse, y nos enfocamos en los juegos de roles. Al ser el disfraz de elección libre, ellos pueden adoptar la personalidad del personaje escogido, y eso les permite desarrollar su imaginación, su creatividad, diferentes tipos de destrezas pensadas en su mente. Incluso, el estar detrás de una máscara o maquillaje, les ayuda a fortalecer ciertos rasgos de su personalidad que tal vez necesiten. Tal vez socialicen mucho más, porque los personajes entre si interactúan de manera distinta a cualquier otro día de clases», ejemplifica al momento de consultarla sobre el propósito de esas actividades.

Acerca del propósito, o uno de ellos, en Iniciación Deportiva, señala:

«No solo es lo deportivo, sino la formación de personalidad, lo social, el desarrollo de su imaginación, su seguridad y la de sus padres. Porque a veces, a los progenitores les cuesta soltar a sus nenes. manejarse, decidir, interpretar, resolver, pensar, no solo en el desarrollo físico. Sobre todo en mi grupo, los más chiquitos, porque a esa edad aún no tienen las formas básicas de movimiento desarrolladas, como el correr, lanzar, atrapar, saltar. Les cuesta mucho respetar sus turnos, pero como son cosas trabajadas en paralelo con el Jardín de Infantes, aquí se refuerzan. En cuanto a lo deportivo, enfocados en lo EFI (Educación Física Inicial), para luego si, ponerlo en marcha en otros deportes. Por ejemplo, no se le puede enseñar a un nene patear una pelota, si primero no está el concepto de correr junto a ella. Y como responsables de la Escuela, no buscamos que elijan un deporte, sino desarrollarlos bajo los conceptos descriptos».

En cualquier edad, los grupos humanos son diferentes. En este específico, como amortigua Valeria los diversos caracteres y gustos de uno tan heterogéneo como los pequeños.

«Tenemos nenes con hiperactividad, tímidos, super habilidosos, otros quienes estuvieron un año entero llorando, y al siguiente vinieron como si nada hubiera pasado. Están en pleno desarrollo de su personalidad, y muchas veces depende de los estímulos ya traídos de sus hogares, si se escolarizaron de muy chiquitos o no. Desde nuestro rol docente, brindamos todas las herramientas, con la variación de actividades y elementos de trabajo, Que ellos también propongan juegos, nosotros siempre le estamos preguntando. Para entrar en calor, jugamos a las manchas, y ellos traen varias del Jardín, por lo cual les da bastante protagonismo. Realizamos variedad de roles, porque no es lo mismo en un juego determinado, ser atrapado a deber atrapar. Y junto a ellos, lo más importante: mucho amor y contención, porque los tiempos de hoy son difíciles. Entendemos que todo se aprende desde el juego, la sonrisa, y aquí tendrán un espacio donde además harán nuevos amigos, serán valorados, escuchados, abrazados, sentirse importantes».

Valeria viene a Porteño desde los cinco años, y de hecho, comenzó con Escuelita, llamada en ese entonces Cadetes. Practicó la mayoría de los deportes que se realizan en el Club, para quedarse en el Voley. Luego emigró a otra institución, cuando la actividad se desarmó.

Recibida en el Instituto Romero Brest I.S.E.F. N° 1, el primer Profesorado de Educación Física de Latinoamérica.

«Estoy trabajando desde el primer día que abrió el gimnasio, hace unos siete años atrás; me acuerdo bien porque fue en mi cumpleaños. Luego enseñé spinning, hasta el instante de sumarme al grupo de Iniciación Deportiva. Y desde hace tres años, estoy a cargo de la sala de musculación, por la mañana», puntualiza en relación a las variadas ocupaciones, que la mantienen durante gran parte de la jornada dentro de nuestras instalaciones.

Verónica Megibar es parte del equipo de profesores responsables del proyecto Escuelita Deportiva. Una actividad donde no solo se busca desempeñar deportes, sino la nada sencilla labor de ayudar en el crecimiento integral de los niños.